martes, 3 de marzo de 2015

Aumenta el presentismo con la crisis

Desde que comenzó la crisis, una de las cuestiones que los médicos de familia venimos observando en las consultas, es un cambio en el comportamiento de muchos pacientes frente a la incapacidad laboral transitoria y su actitud de miedo o rechazo a utilizar este recurso.

Una gran mayoría de nosotros podríamos contar y compartir casos dramáticos de enfermos concretos que, en contra de la indicación de su médico rechazan la baja y deciden ir a trabajar con gripe, el brazo o la pierna rota o recién operado de hernia inguinal o de apendicitis, acogiéndose al derecho de
autonomía del paciente y ante nuestra perplejidad e impotencia. Distintas informaciones indican esta tendencia. Pero consideramos de interés recabar datos fiables y evidencias al respecto.

En la XXXII Reunión Científica de la Sociedad Española de Epidemiología celebrado en 2014 se presentó un estudio sobre “Impacto de la crisis económica en la incidencia por incapacidad temporal (IT)en Cataluña. Cohorte muestra continua de vidas laborales”, cuyos autores son E. Zaballla, X Duran, JM Martínez y FG Benavides.

Dicho estudio planteó como objetivo comparar la incidencia de casos de IT por contingencias comunes en afiliados a la Seguridad Social residentes en Cataluña en 2009 y 2012. Estimaron la tasa de incidencia a partir de 115.844 personas-años en 2009, y 109.121 personas –año en 2012 ajustado por sexo, edad, tamaño de empresa, actividad económica y tipo de contrato.

Encontraron una incidencia global de 26,4% (IC 95%: 26,1-26,7) en 2009 frente a 21,9% (21,7-22,2) en 2012, diferencia que se confirmó para hombres ( 22,4 vs 18,3) y mujeres (31,6 vs 26,4), para menores de 25 años (37 vs 26,9) y mayores de 45 años ( 22,8 vs 19,6), en empresas de menos de 10 trabajadores (19,4 vs 15,2), y más de 49 (39,7 vs 34,1), para las distintas actividades económicas como la construcción (26,3 vs 22), administraciones públicas ( 41,3 vs 39,9), así como por tipo de contrato para temporales y permanentes.

Concluyen que hay un descenso de la IT en Cataluña durante la crisis económica que podría estar explicado por una reducción en su utilización por parte de trabajadores que padecen enfermedades, en parte por la reforma laboral de 2012, dando lugar a un presentismo y, en parte por un aumento del desempleo, además de una reducción del uso inapropiado de la IT por un mayor control.

En un artículo del periódico El Mundo informan de un descenso de IT en la Comunidad de Castilla y León en 39% , siendo la media nacional de 36%. El número de IT por cada 1000 afiliados a la Seguridad Social pasaron de 25,2% en 2008 a 16,13% en 2012 según datos aportados por la Consejería de Sanidad.

Otro artículo publicado en Cinco Días informa sobre un descenso del gasto en IT en un 35% durante la crisis, pasando la duración media de 47,7 días antes de la crisis (2006) a 37,7 días al final de 2014. El número medio mensual de procesos iniciados se recortó desde 483.011 en 2007 a 271.402 en 2014. Estima la incidencia de IT por 1000 afiliados a la Seguridad Social en un 31% antes de la recesión y en un 19% en 2011.

Por otro lado, hace unos días, en el blog de Salud, Dinero y Atención Primaria se publica un artículo, de recomendable lectura, de Juan Simó, Médico de Familia del Centro de Salud de Rochapea de Navarra con interesantes reflexiones avaladas con datos sobre las bajas laborales de trabajadores por
cuenta ajena en relación con la crisis.

Dichos datos los obtiene a partir de estadísticas del INE sobre tasas de paro, estadísticas de la Seguridad Social de IT por contingencias comunes, tratando de correlacionar las tasas de paro con la IT entre 2007 y 2014 en las distintas Comunidades Autónomas.
Apunta que es predecible que descienda la IT como consecuencia de la disminución de la población activa por aumento del paro. Pero lo que realmente es relevante y llamativo para los médicos de familia es “el presentismo” del trabajador pese a estar enfermo, que ha aumentado con la
crisis.

Se habla de presentismo, en contraposición al absentismo, como un nuevo fenómeno laboral que se produce cuando un trabajador con problemas de salud susceptible de IT, rechaza esta prestación por miedo a perder el trabajo, días de sueldo o de vacaciones.

Un presentismo que asoma todos los días a nuestras consultas y ha venido para quedarse al calor de la reforma, el endurecimiento de los requisitos de subsidio aplicados por seguridad social y empleadores como la administración
pública, la pérdida de vigencia de convenios y otros instrumentos de defensa de los trabajadores, así como la precariedad laboral que la crisis y las propias reformas han agravado.

Merece la pena resaltar que la baja laboral es en esencia y en sus fines uno de los elementos terapéuticos y rehabilitadores con los que se cuenta para restablecer la salud individual de los trabajadores enfermos o accidentados. Y tener en consideración que cualquier factor que limite su correcto uso, interfiere y dificulta el restablecimiento del estado de salud, además de causar
incomodidad, sufrimiento o riesgos al trabajador afectado y en algunos casos, también a las personas con las que trabaja.

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