Recientemente, en la clausura de la 3ª Jornada del Congreso
Nacional de la Sociedad Española de Pediatría y Atención Primaria
(Sepeap), el Presidente de Unicef en España Carmelo Angulo alerta de que
uno de cada cuatro niños españoles viven instalados en la pobreza. Se
objetiva un incremento de aquellos
que no desayunan. Aporta datos
extraídos del III Informe de la Situación de los Niños en España y
afirma que los niños son significativamente más pobres que los mayores
de 65. Dado que la inversión en políticas de protección social y de la
familia supone tan solo el 1,4% del PIB frente al 2,2% de la media
europea, solicita mayores inversiones y políticas eficaces para
paliarlo, reclamando un Pacto de Estado por la Infancia.
En el último informe de Unicef y Cáritas,
publicado esta misma semana, se dan datos de que existen 12 millones de
excluídos y un 36.3% de pobres en España. La crisis económica y la
respuesta política han generado mayor desigualdad social, más pobreza y
un frenazo a los progresos (para las familias con hijos se estima un
retroceso de 14 años en Grecia y 10 en España), planteando un problema
general a los niños de la recesión que sufrirán consecuencias en un
futuro por riesgo de alienación social. España ocupa el puesto número 35
de los 41 países de la Unión Europea y OCDE en aumento de pobreza
infantil, disminución de tasas de empleo juvenil, incremento de
privación material, aumento de jóvenes NiNi y es el segundo con menos
satisfacción vital, sólo superado en este caso por Grecia. Observándose
al mismo tiempo importantes cambios en la distribución de la riqueza.
En
cuanto a los jóvenes, los NiNi han aumentado en un 4.5% en los últimos 5
años, lo que equivale al 18.6% de todos los jóvenes. Son 7.5 millones,
en el año 2013, en toda la Unión Europea.
El informe
termina solicitando compromisos explícitos para poner fin a la pobreza
infantil en países desarrollados, dar esperanzas y oportunidades que
garanticen estándares sociales mínimos y que se faciliten datos más
fiables en los que fundamentar el debate público.
Esta
semana también se han conocido datos revelados por el INE que indican
que los jóvenes españoles retrasan el tener hijos por su situación
económica, observándose una disminución de las tasas de natalidad.
Incidiendo
en el grave problema infantil, en la XXXII Reunión Científica de la
Sociedad Española de Epidemiología se presentó un estudio de L. Rajmil
sobre “impacto de la crisis económica en la salud infantil en España” y
recogido en la revista Gaceta Sanitaria.
Analiza los
cambios en los determinantes sociales y su potencial impacto en la
salud, calidad de vida y uso de servicios sanitarios en la población
infantil española desde el inicio de la crisis. Obtiene datos del
Instituto Nacional de Estadística, de ONG y de la Encuesta Nacional de
Salud de los años 2006 y 2011/2012, a fin de poder comparar estos
indicadores antes y después de la crisis, según la clase social y la
desocupación familiar.
Establece que:
-
El riesgo de pobreza en niños aumentó del 19% al 24% y en niñas del 18%
al 19% entre 2007 y 2011, mientras que en la población general pasó de
18% a 19% respectivamente.
- El desempleo en los jóvenes menores de 24 años aumentó del 29% en 2008 al 55% en 2012.
-
Se triplica en número de familias con menores que acuden a los
servicios de protección alternativos, constatando una disminución de
las dotaciones presupuestarias gubernamentales para hacer frente a
necesidades de alimentación y vivienda.
- Aumentan desigualdades en calidad de vida en las familias desocupadas de clase social desfavorecida (B:-3,5;IC 95%:-6,9/-0,15)
-
Disminuye la probabilidad de visitar al dentista en estas familias más
vulnerables y desocupadas (OR 0,94:IC 95% 0,90-0,98 )para la interacción
del periodo estudiado y desocupación familiar.
- Sin embargo se
obtienen mejores puntuaciones para la autopercepción de salud en 2012.
Este dato que parece contradecir a los del informe de Unicef/Cáritas, no
es más que una evolución de lo que percibe la sociedad (España, en el
año 2014, es el segundo país con menos satisfacción vital, sólo superado
por Grecia).
Concluye que las desigualdades sociales
en salud y el riesgo de pobreza y exclusión social empeoran con la
crisis, siendo la población infantil especialmente afectada. Por lo que
se incide en la relevancia de monitorizar la salud infantil y llevar a
cabo estudios específicos en esta población vulnerable, puesto que,
teniendo en
consideración la experiencia de crisis previas,
habría que tomar medidas urgentes para mitigar los efectos devastadores
de esta situación sobre el impacto negativo en la salud de futuras
generaciones.
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