Desde el verano
2015, nos encontramos con lo que ya se considera por los expertos «la mayor
catástrofe humanitaria desde la 2ª Guerra Mundial». Como consecuencia de ello,
se ha de iniciar una nueva época en materia de gestión de los flujos
migratorios.
De hecho, ya
desde los años noventa, estamos asistiendo a importantes cambios en dichos
flujos. Hemos podido observar cambios en cuanto a la composición sociológica de la población
migrante (aumentan los migrantes de las capas medias) y, sobre todo, estamos
asistiendo al hecho de que la diferencia entre los inmigrantes económicos* y los peticionarios de asilo es cada vez menor. Las
leyes europeas ‒en particular el
sistema Schengen‒ han tendido a
poner en marcha una gestión «exterior» de la inmigración, es decir, a filtrar a
los demandantes de trabajo que provienen del exterior del territorio europeo
(el denominado «espacio Schengen»), llegando así a reducir el número de verdaderos refugiados aceptados, aquellos que
huyen de la muerte por causa de sus opiniones o de las guerras civiles que
asolan múltiples territorios.
Las oscilaciones
demográficas a nivel global sufren substanciales variaciones y las
repercusiones tanto a nivel del «primer mundo» ‒con lo que ha representado en el desarrollo del concepto «cuarto
mundo»‒ y también en el «tercer mundo» son cada vez más
patentes.
Frente a esta
situación, algunos analistas políticos como Sami Naïr nos pueden ayudar a
entender mejor una realidad tan compleja.
Sami Naïr (Tlemcen, Argelia, 23 de agosto de 1946) es un politólogo, filósofo, sociólogo y Catedrático francés especialista en movimientos migratorios. Es una de las
voces destacadas del progresismo en Europa, asesor del gobierno de Lionel Jospin de 1997 a 1999 y europarlamentario
hasta 2004. Es Catedrático en Ciencias Políticas y Director del CentroMediterráneo Andalusí (CMA).
Destaca su libro,
recientemente publicado, «Refugiados: Frente a la catástrofe humanitaria, una
solución real» (1). Se trata de un
ensayo a la vez didáctico, riguroso y llamado a despertar conciencias, que
parecen más dormidas en los gobernantes que en la población.
Me ha parecido
interesante hacer una reseña de este texto en el blog porque considero que a
cualquier persona a quien le interesen temas que atañen a tercer y cuarto mundo
le puede servir como una herramienta preciada a la hora de profundizar
conocimientos de una forma rigurosa y documentada.
“Refugiados:
Frente a la catástrofe humanitaria, una solución real” se estructura en cuatro
partes:
-
En la primera parte (“El gran éxodo”), Naïr analiza los
distintos movimientos de éxodo poblacional y el devenir de éstos.
Existen múltiples
razones para migrar. En definitiva, se trata de intentar cambiar de vida por
razones sociales, políticas, económicas, culturales e incluso identitarias. La
importancia de estos movimientos radica en que asistimos al decrecimiento
demográfico del continente europeo frente a la realidad del sur del Mediterráneo,
Asia y África que se enfrentan a un crecimiento demográfico que lleva aparejado
un marcado estancamiento económico. De acuerdo con todas las previsiones, el
continente africano será el responsable de la mayor parte del crecimiento
demográfico global, llegando a representar para 2050 el 25% de la población
mundial.
A la demanda
migratoria vivida durante los últimos años se ha sumado, desde 2011 (con un
importantísimo repunte en 2015), la crisis de refugiados. El autor explica los
motivos que llevan a migrar a los habitantes de países como Siria, Afganistán,
Irak, Eritrea, Pakistán y los países del África Subsahariana. Fundamentalmente
huyen de conflictos como guerras civiles, dictaduras y estallidos de violencia
que desembocan, inevitablemente, en problemas sociales, económicos, culturales
e identitarios. Esto refuerza la idea de que cada vez hay menos diferencia
entre inmigrantes económicos y peticionarios de asilo (los clásicamente denominados
refugiados).
Pero... ¿dónde
van? Van a Europa por Italia y Grecia y desde allí a otros países por distintos
factores determinantes, como son la lengua, los vínculos históricos, la
presencia de comunidades de la misma etnia instaladas o por las políticas de
asilo de cada lugar. Sin embargo, la Unión Europea (UE) carece de visión
estratégica en este entorno geoeconómico y geopolítico, y deja al mercado
gestionar “automáticamente” la situación sin asumir su responsabilidad política
y moral para con los refugiados. Esto dificulta a menudo la integración social
y beneficia directamente a los movimientos xenófobos, con el consiguiente
aumento del racismo y el peligro del estallido de guerras identitarias internas
que pueden conllevar al retorno de los fascismos en Europa.
-
En la segunda parte (“Europa insolidaria”) el autor nos
explica la evolución de la actitud de la Europa que aprobó la Convención de
Ginebra de 1951 (2) a la de la Europa actual.
Tras la caída del muro de Berlín se construyó un muro más
alto y más desconocido: el de los acuerdos de Schengen (1990). Mediante estos
acuerdos:
➢
Se reserva el mercado de trabajo europeo sólo a los
inmigrantes comunitarios.
➢
Se establecen fronteras europeas bajo el control de los
países fronterizos.
➢
Se divide a los inmigrantes no comunitarios en
cualificados y no cualificados, con la exclusión social que esto representa.
➢
Se les limita la entrada y se llega a encerrar en campos
a los que vienen para expulsarlos o aceptarlos según la necesidad de los países
miembros.
El sistema dio lugar a sus propios contra-efectos como la
reagrupación familiar de los inmigrantes legalizados y la aparición de mafias
de trata de seres humanos que favorecía la llegada de inmigrantes ilegales.
Más adelante surgirá el concepto de codesarrollo o cooperación
horizontal por el que si la inmigración ilegal resulta de una demanda
insatisfecha de empleo en el país de origen por ser un país no desarrollado,
entonces hay que vincular migración con desarrollo y poner en marcha unas
políticas de «ayuda» al desarrollo en dichos países. Pero primero, esos países
deben aceptar las devoluciones de ilegales como muestra de su implicación y
recibir financiación para gestionar los campos y la vigilancia externa. A
partir de ese momento, se alienta el desarrollo de una cooperación policial con
las consecuencias nefastas que se pueden esperar para los más desfavorecidos,
eliminándose cualquier idea solidaria al respecto.
Durante el verano de 2015 estalla la crisis de los
refugiados. Se trata del estallido del sistema migratorio europeo. Europa se ve
desbordada.
En septiembre de 2015, la reforma de la legislación
alemana ‒que cierra
temporalmente sus fronteras a todos los refugiados a excepción de los sirios‒ genera muchas tensiones en una sociedad que, por otro
lado, convive con una creciente xenofobia. Unos días después, Alemania firma un
pacto con Turquía sin previo acuerdo con el resto de países europeos. Desde
entonces comienzan las deportaciones desde Grecia, y los centros de acogida
turcos se convierten en centros de detención. Es el inicio de la penalización
de los refugiados. Ante la tragedia de sirios, afganos o iraquíes, algunos
países dejaron clara su negativa a acogerlos. El autor analiza
pormenorizadamente las políticas de migración de Grecia, Italia, Austria y
España. Constata el fin del mito nórdico, haciendo que se tambalee la
legendaria solidaridad de los países del norte con los pobres y perseguidos de
la tierra.
-
En la tercera parte (“La gran indignidad”) se analiza el Pacto
Alemania-Turquía y sus consecuencias (entre otras, las condiciones en los
campos de refugiados) y se destacan los problemas debidos a la aparición de
mafias que trafican con personas y los específicos de las mujeres (incremento
de la violencia de género, violaciones, embarazos no deseados, matrimonios
forzosos…) y de los niños (huérfanos muchos, y pertenecientes a una generación
perdida).
-
En la cuarta parte (“El gran camino”), Naïr nos propone
soluciones al problema.
Señala la
necesidad de activar específicamente los visados humanitarios y agilizar la
exigencia del visado de tránsito para aquellas personas que proceden de países
en conflicto. Se trata de optar por un reparto equitativo y solidario del
número de refugiados a partir de un sistema europeo común de asilo (cuotas
obligatorias) y con la colaboración de ACNUR (Agencia de la
ONU para los refugiados). Debería brindarse ayuda a los países fronterizos,
crearse corredores humanitarios protegidos por fuerzas europeas y de la ONU y
ofrecerse ayuda militar para erradicar el problema de las mafias. Es vital, en
el caso de los refugiados, eliminar trámites y proteger por encima de todo los
derechos humanos.
En relación a los
emigrantes estrictamente económicos, deberían flexibilizarse las entradas, y no
sólo para los cualificados ya que, en realidad son las capas populares quienes
necesitan de la emigración para poder enviar remesas a su país de origen. Es
importante aumentar significativamente el número de entrada de trabajadores,
con permisos de residencia temporal y renovable, en aquellos sectores en que
sean necesarios. Esos permisos pueden dar lugar, al término de un período
determinado y en condiciones específicas, a un permiso de residencia
permanente.
También es
imprescindible incentivar una política europea común de codesarrollo vinculada
a los flujos migratorios. Ésta debe estar articulada con las políticas
nacionales de cooperación, del mismo modo que se debe aumentar el presupuesto
europeo consagrado a la ayuda al desarrollo para financiar proyectos
empresariales (comerciales e industriales), medioambientales y agrícolas en los
países de origen.
En el desarrollo
de su libro, Naïr insiste en varias ocasiones en que, ante el estallido del
sistema migratorio europeo, se ha podido contrastar la falta de respuesta de
los gobiernos ‒que se escudan en
las leyes europeas‒, frente a una
sociedad civil que se moviliza para socorrer a los refugiados, mostrando día a
día una solidaridad difícil de desactivar, pero que se enfrenta a otra pequeña
parte de la sociedad en la que imperan las doctrinas xenófobas.
Al final de cada
una de las tres partes que describen el problema, se incluyen testimonios
reales en forma de relatos de testigos directos de esta tragedia humana.
Finalmente aporta
un glosario y unos anexos con gráficos y mapas que ilustran el contenido
expuesto en el libro y que resultan muy útiles para completar el aprendizaje y
la reflexión que suscita el texto.
*Inmigrante económico: aquellos migrantes que
buscan mejorar sus malas condiciones de vida derivadas de problemas
económicos, en un país diferente al de origen, huyendo así de la miseria.
NOTAS
1- Refugiados. Frente a la catástrofe
humanitaria, una solución real. Sami Naïr Editorial
Planeta, 2016. ISBN: 978-84-16771-13-4
2- La Convención relacionada
con el estatus de refugiados de las Naciones Unidas es
una convención internacional que define quién es un refugiado, y decide las
reglas de los individuos a los que se les garantiza el asilo y las
responsabilidades de las naciones que garantizan el asilo. Decide también qué
personas no se consideran como refugiadas, tales como criminales de
guerra. Asegura (prevé) algunos viajes
sin visado para los que portan documentos de viaje, conforme a la convención.
Fue aprobada durante una conferencia especial de las Naciones Unidas el 28 de
julio de 1951. Esta fue inicialmente limitada para proteger a refugiados
europeos después de la Segunda Guerra Mundial, pero el Protocolo sobre el
Estatuto de Refugiados de
1967 modificó las restricciones geográficas y tiempo, expandiendo el alcance de
la convención. Como la convención fue aprobada en Ginebra, a veces se refieren
a esta convención como la "convención de Ginebra", aunque esta no es
una de las convenciones de Ginebra que tratan expresamente con el
comportamiento aceptable en tiempos de guerra. Dinamarca fue el primer
estado en ratificar el tratado y ahora hay 147 signatarios para los dos, la
convención y el protocolo.
Ariadna Cucó Alberola
No hay comentarios:
Publicar un comentario